LA CAUSA DE LAS DESIGUALDADES ENTRE PAÍSES: LA GRAN INCÓGNITA

A lo largo de los años se han hablado de numerosas teorías acerca de por qué algunos países son extremadamente pobres mientras que otros gozan de una gran prosperidad económica, como por ejemplo la geográfica, la cultural o la teoría de la ignorancia. 

En el año 2012, los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson publican el libro "Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza", cuya principal tesis se basa en la idea de que son las instituciones que rigen un determinado territorio las que lo van a hacer prosperar.

Es un libro de historia económica mundial en el que los autores profundizan en numerosos aspectos de l
a economía, la sociología, la política, la religión, el derecho o la historia para hacer un análisis de los motivos que llevan a unos territorios a prosperar sobre otros.

Para Acemoglu y Robinson, el éxito económico de los países depende del desarrollo de sus instituciones, de las reglas que influyen en cómo funciona la economía y de los incentivos que motivan a las personas. 


Estas instituciones pueden ser inclusivas o extractivas, siendo las instituciones inclusivas las que guiarán al país hacia la prosperidad. Las características de estas instituciones serán:


- La centralización política

- Creación de incentivos

- Destrucción creativa

- Instituciones políticas pluralistas

- No permiten que se viole el Estado de Derecho

 

Mientras que las instituciones extractivas se caracterizan por: 


- Un reparto del poder restrictivo y limitado

- Estado centralizado y fuerte

- No provee bienes públicos clave

- Extirpan la riqueza de un sector de la sociedad para beneficiar a una élite u oligarquía privilegiada en el aspecto económico





Esta teoría la refuerzan con numerosos ejemplos de países que cumplen con esta regla, entre ellos los casos de Nogales de Sonora y de Arizona o Corea del Norte y Corea del Sur. En el caso de Nogales, el sur pertenece a México y el norte a EEUU. Las diferencias en calidad de vida son notables y contrastantes. Del lado mexicano, al sur de la alambrada, la renta media de cualquier hogar es de una tercera parte de la que tienen en el Nogales estadounidense. 


Salta a la vista las diferencias entre la calidad de la educación, de la salud, de la infraestructura física y, en general, del medio humano. Los autores se preguntan: ¿Cómo pueden ser tan distintas las dos mitades de lo que es la misma ciudad? Su respuesta no está en el clima ni la situación geográfica. Los habitantes tampoco son muy distintos, comparten antepasados, y disfrutan de la misma cultura. La explicación obvia de la diferencia viene determinada por la frontera que las define.

 

Los del norte tienen acceso a instituciones económicas estadounidenses, lo que les permite elegir su trabajo libremente, tener formación académica y profesional e invertir en la mejor tecnología, lo que hace que ganen sueldos más elevados. Sus instituciones políticas son abiertas y participativas, con un enfoque claramente democrático. 

 

Los de Nogales del sur no tienen tanta suerte: viven en un mundo distinto, moldeado por diferentes instituciones, que crean incentivos muy diferentes para sus ciudadanos, para los emprendedores y para las empresas que deseen invertir allí. En consecuencia, los incentivos, creados por las distintas instituciones de los dos Nogales y de sus correspondientes países, son la razón principal que explica las diferencias en prosperidad económica en ambos lados de la frontera.


En segundo lugar, tenemos el ejemplo de Corea. Corea del Sur, o la «República de Corea», prospera con gobiernos alternativamente autoritarios o democráticos, donde las instituciones económicas fomentaron el comercio y la inversión, y priorizaron la educación, la exportación y la transferencia de tecnología. La República de Corea se convirtió en uno de los países con crecimiento más rápido del mundo. Mientras tanto, Corea del Norte, o la «República Popular Democrática de Corea», se cerró dentro de sí misma y su nivel de vida, parecido al de un país subsahariano, es alrededor de la décima parte del de los ciudadanos de Corea del Sur. La brecha entre ambas es notable. Lo que ha ocurrido es que, después de 1948, los distintos gobiernos de uno y otro lado del paralelo 38 adoptaron maneras muy diferentes de organizar sus economías.

 

El desastre económico de Corea del Norte, que llevó a la muerte por inanición de millones de personas, frente al éxito económico de Corea del Sur, es increíble; ni la cultura, ni la geografía ni la ignorancia pueden explicar los caminos divergentes que tomaron ambos países. 

Los autores proponen los conceptos de círculo virtuoso o vicioso. El primero lo alcanzan aquellos países que poseen instituciones inclusivas. Esto supone entrar en una tendencia ascendente y próspera, es decir, encontrar un camino muy positivo. Las instituciones implantan unos métodos controladores para no caer en una involución. Este círculo virtuoso tiene su base en: el pluralismo, el Estado de Derecho y el apoyo de instituciones políticas inclusivas a políticas económicas inclusivas.

 

En cuanto al círculo vicioso, se trata de la situación en la que se encuentran los países pobres, aquellos con instituciones extractivas. A diferencia que los países del círculo virtuoso, estos se sitúan en una tendencia muy negativa económica, política y, sobre todo, social. Al final es el pueblo el que sufre las erróneas decisiones de sus dirigentes.


Estos círculos viciosos se pueden romper a consecuencia de una coyuntura crítica, es decir, un gran acontecimiento o una confluencia de factores que trastorna el equilibrio económico o político existente en la sociedad (como por ejemplo guerras o crisis). Es una arma de doble filo que puede provocar un giro decisivo en la trayectoria de un país. Por una parte, puede allanar el camino para romper el ciclo de instituciones extractivas y permitir que aparezcan otras más inclusivas, como en Inglaterra. O puede intensificar la aparición de instituciones extractivas, como en el caso de la segunda Servidumbre en la Europa oriental. Un ejemplo de coyuntura crítica es la peste negra.

Para concluir podemos decir que historia no es sinónimo de destino. A pesar del círculo vicioso, las instituciones extractivas pueden ser sustituidas por instituciones inclusivas. Sin embargo, no es algo automático ni fácil. Suele ser necesario que haya una confluencia de factores, sobre todo una coyuntura crítica, acompañada de una amplia coalición de los que exigen reformas, para que una nación avance para lograr instituciones inclusivas. También es clave la suerte, porque la historia siempre se desarrolla de manera circunstancial. Además, aunque estos autores no den por válidas las teorías anteriores a la de las instituciones, no podemos descartarlas completamente, ya que factores como la cultura o la geografía también influyen en la prosperidad de los países. Es decir, las instituciones juegan un papel importante, pero también lo hacen la cultura, geografía o la ignorancia de las élites.



James Robinson, coautor de "Por Qué Fracasan Las Naciones" (subtitulado)


Comentarios

Entradas populares de este blog

Desigualdad ¿Qué podemos hacer?

Geopolítica y Economía. La caída del muro de Berlín.

COMERCIO Y POBREZA